¡Ah,
principito, cómo he ido comprendiendo lentamente tu vida melancólica!.
Durante mucho tiempo tu única distracción fue la suavidad de las puestas
de sol. Este nuevo detalle lo supe al cuarto día, cuando me dijiste:
- Me encantan las puestas de sol. Vamos a ver una puesta de sol...
- Pero hay que esperar...
- ¿Esperar a qué ?
- Esperar a que se ponga el sol.
- Me encantan las puestas de sol. Vamos a ver una puesta de sol...
- Pero hay que esperar...
- ¿Esperar a qué ?
- Esperar a que se ponga el sol.
El principito de Antoine de Saint-Exupèry.
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