Justo antes de entrar
en una de las plazas más bellas del mundo, me encuentro al fondo
la Iglesia de Nuestra Señora de Týn y a mi izquierda el famoso Reloj
Astronómico a punto de dar las doce de la noche, aunque su función no
era dar la hora, sino representar las órbitas del
Sol y la Luna, y su principal atractivo es el desfile de los doce
apóstoles que se produce cada vez que el reloj marca las horas. Además
de los apóstoles encontramos cuatro figuras adicionales: el Turco, la
Avaricia, la Vanidad y la Muerte, un esqueleto que
tirando de la cuerda marca el inicio del desfile.
Sigo caminando por el suelo adoquinado para llegar a una plaza llena de fantasía, un
lugar que enamora a primera vista y en el que te sientes como si
bebieses de un frasco con el agua de la vida, te envuelves en un halo de
misterio y magia, un ingrediente especial que te hace despertar todo el
potencial imaginario.
R E P Ú B L I C A C H E C A
©joseamorandeira
©joseamorandeira
Entrada a la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga
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